Cuando una nave espacial reingresa a la atmósfera terrestre existe rozamiento entre ambas, lo cual genera demasiado calor, razón por la que los vehículos espaciales deben estar protegidos con escudos térmicos construidos con materiales que sean excelentes disipadores de calor y que puedan soportar elevadas temperaturas.
El problema con los escudos térmicos de las naves espaciales es que con una pequeña grieta que tengan es suficiente para que el vehículo se destruya durante el reingreso, por lo cual la probabilidad de riesgo es muy elevada y las medidas de seguridad e inspección que se deben tomar elevan los costos.
El desastre del transbordador Columbia se debió precisamente a una falla de los escudos térmicos durante su reingreso a la atmósfera. Actualmente los transbordadores han quedado atrás y estamos entrando a una época donde las agencias espaciales se están centrando en naves espaciales más pequeñas, denominadas cápsulas espaciales.
Para evitar accidentes debido al mismo problema la NASA está probando un nuevo sistema de protección para el reingreso a la Tierra, el cual consiste en un escudo térmico inflable capaz de soportar la fricción generada por una velocidad de 12,231 kilómetros por hora, velocidad a la cual reingresan las naves espaciales al planeta.
La idea es formar una especie de hongo de algunos metros de diámetro, conformado por una especie de manta que será inflada con nitrógeno. El IRVE-3 (Inflatable Reentry Vehicle Experiment), que es como se le denomina al escudo térmico inflable, lleva en desarrollo tres años y los resultados obtenidos hasta el momento de las pruebas son bastante alentadores.
Vía: Fayer Wayer y NASA