Los 7 minutos de terror transcurrieron en calma pero con un nerviosismo digno de la ocasión que se estaba viviendo. Me encontraba viendo la transmisión en vivo mediante el canal Ustream de la NASA y estaba tan emocionado que aplaudía al tiempo que los ingenieros del centro de control lo hacían, y también me estresaba como si fuese uno de ellos.
Había mucho en juego, más allá de los miles de millones invertidos en el proyecto la imagen de la agencia estaba expuesta a los ojos de millones de espectadores alrededor del mundo. La hazaña no era sencilla, pues estamos hablando del mayor rover de exploración que se ha enviado al espacio, y aterrizarlo con total precisión sobre un planeta que se encuentra a 248 millones de kilómetros no es para nada sencillo.
Todo fue felicidad cuando se verificó un aterrizaje sin problemas, más cuando llegaron las primeras imágenes tomadas por las cámaras de a bordo del Curiosity, varios minutos después de haber llegado al planeta rojo, pues hay que tener en cuenta que las señales tardan 13.8 minutos en viajar de Marte a nuestro planeta a la velocidad de la luz.
Es así como comienza una misión cuya duración se estima en 2 años, tiempo durante el cual tratará de encontrar evidencia que indique si alguna vez hubo vida en el planeta o no; pero también trabajará para determinar cuestiones del clima y la geología planetaria. Es gracias a los satélites Odyssey y MRO, ambos de la NASA, así como la Mars Express, que los datos recabados por el Curiosity son enviados a la Tierra, donde serán analizados con detenimiento.
Vía: ALT1040 y Fayer Wayer