Un genetista de la Universidad de Illinois, Stephen Moose, ha desarrollado una planta de maíz con un enorme potencial para biomasa. También sería un muy buen forraje, según Moose, debido a su gran número de hojas y a su largo tallo.
El gen conocido como Glossy 15, fue originalmente descrito por su rol en darle a las semillas de maiz una coraza que actúa como una pantalla solar para las plantas jóvenes. Sin Glossy 15, las semillas desarrollan hojas brillantes y sensibles ante la luz solar. Más estudios han demostrado que la principal función de Glossy 15 es enlentecer la maduración de la planta. Moose se preguntaba qué pasaría si se activa aún más la acción de este gen. “Lo que pasa es que se tienen plantas más grandes, posiblemente porque son más sensibles a los largos días de verano. Hemos duplicado un gen del maíz y esto incrementa su actividad. Al enlentecer el crecimiento de las plantas y hacerlas mucho más grandes para el final de la estación”.
Las masorcas tienen menos semillas comparándolas con las de una planta normal y podría ser un buen alimento para el ganado. “Si bien tienen menos granos, hay más azúcar en los tallos, así que los animales podrán comerlas y probablemente les guste”.
Si bien son muchas las ventajas de este maíz alterado genéticamente, para que sea comercializado necesita la aprobación del gobernador, y Moose se siente optimista al respecto, ya que declara que dicha intervención genética no aporta riesgos para la salud. “Es un gen que ya existía en el maíz, lo único que hicimos fue poner una copia extra del mismo para obtener el resultado deseado”.
Fuente: Universidad de Illinois
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