Quizá ya se hayan dado cuenta que esto de los nuevos materiales me fascina mucho, ya he hablado del material supernegro desarrollado por la NASA y también del material más liviano del mundo, bien, ahora toca el turno del Shrilk, un nuevo material que tiene bastantes características interesantes, siendo la primera su nombre, que me suena como sacado de un libro de ciencia-ficción.

Este desarrollo nos llega desde la Universidad de Harvard, específicamente del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada Biológicamente, donde han desarrollado el Shrilk basándose en uno de los materiales más extraordinario de la naturaleza: la cutícula de los insectos.

Una vez más imitamos a los insectos

La cutícula tiene como objetivo proteger a los insectos pero sin necesidad de añadirles peso, lo que la hace sumamente liviana. Sirve además para dar forma a los músculos y las alas, pero es capaz de protegerlos de ataques químicos y físicos salvaguardando su interior.

Esta cutícula está formada por capas de quitina, un polímero de polisacárido y proteínas, e interacciones mecánicas y químicas entre estos componentes le brindan sus características únicas.

Estas interacciones son las que han descifrado los investigadores del Wyss para crear el nuevo material, que como aclaración, su nombre proviene de la traducción de camarón al inglés, esto porque está compuesto fibroína de seda y quitina que comúnmente se extrae de las conchas de dichos crustáceos.

Para que se den una idea de las propiedades del Shrilk, esté tiene la misma resistencia y durabilidad que una aleación de aluminio, pero solo la mitad de su peso. Además, al ser un producto biológico es completamente biodegradable, y como se obtiene de un producto de desecho es bastante económico. Por si esto fuera poco, también es posible moldearlo con bastante facilidad e inclusive se puede varias su rigidez.

Fuente | Wyss