Los exoesqueletos son, en mi opinión, una de las tecnologías que mayor impacto tendrán en la vida diaria, cuando se comercialicen a un precio accesible. Pero mientras eso ocurre los exoesqueletos constituyen un desarrollo enfocado a cuestiones militares. Ahora quizá no podría ser de otra forma, dado que son costosos y aún les falta mucho trabajo.
Exoesqueletos los hay de todo tipo, y uno que se ha presentado recientemente, que lleva por nombre MAXFAS, permitirá a los tiradores aumentar su porcentaje de acierto. Este exoesqueleto se coloca solamente en un brazo, y a en resumen puede detectar los movimientos involuntarios del tirador, para compensarlos y contrarrestarlos.
Pero la clave del sistema de control es que puede determinar cuales movimientos del brazo del tirador son voluntarios, y cuales son involuntarios. Esto se dice de forma sencilla, pero considerando que un tirador de élite ajusta su brazo en cuestión de milímetros o menos, resulta complejo saber si ese milímetro de movimiento ha sido o no voluntario.
Ahora bien, MAXFAS es un exoesqueleto bastante ligero, fabricado con fibra de carbono. De esta manera se busca que sea una ayuda más que un estorbo. La cuestión es que por lo complejo de la operación, se requiere buena potencia de cálculo. Por esta razón el exoesqueleto está conectado a un ordenador a través de unos cables.
Lo anterior impide que de momento el exoesqueleto esté listo para el campo, pero cuando se integre una computadora dentro del mismo, la limitante habrá sido eliminada. Y aunque no llegue a campo pronto, ya está siendo de bastante utilidad, pues se menciona que los tiradores que lo han utilizado después mejoran su puntería, aún sin utilizar el exoesqueleto.
Vía | ARMY