Una de las actividades más importantes respecto a la decoración de cualquier construcción es la fijación de elementos en los soportes adecuados. Antes de comenzar a taladrar una superficie con la finalidad de colocar un elemento de fijación es muy importante conocer a detalle el tipo de material sobre el que se va a trabajar, pues de este dependerá el tipo de elemento de fijación que debe utilizarse, la potencia de perforación requerida, el tipo de broca, etc.
A grandes rasgos se realiza una diferenciación entre lo que es concreto de lo que es mampostería y de lo que son los paneles de construcción. Cada material requiere un proceder diferente para taladrar de manera óptima, y aún tratándose del mismo material las distintas calidades representan mucha diferencia durante el trabajo.
El concreto es un material de construcción que contiene cemento, el cual se puede dividir en dos grandes categorías: estándar y liviano; el primero contiene grava mientras que el segundo utiliza piedra pómez o materiales similares, lo que le brinda mayor ligereza aunque también menor fuerza de compresión.
La mampostería es un material compuesto de ladrillos y cemento. Existen diferentes tipos de ladrillos divididos en cuatro grandes grupos: ladrillo sólido con estructura densa, ladrillo perforado con estructura compacta, ladrillo sólido con estructura porosa y ladrillo perforado con estructura porosa. Cada tipo de ladrillo presenta distintas características.
Los paneles de construcción abarcan la madera laminada, las paredes de yeso, paneles de materiales reciclados, resinas, plásticos o elementos similares. Las fijaciones en este tipo de materiales suelen requerir de un trabajo más especializado que las que se realizan en concreto y mampostería.
Vía: Fischer