Actualmente los ingenieros de muchas empresas automotrices están trabajando en desarrollar la conducción autónoma. Hay algunas compañías que van un paso adelante de las demás, como es el caso de Volvo, que inclusive ya tiene pensada una posible solución más. Sin duda la conducción autónoma será parte del futuro, no por nada la competencia por desarrollar los mejores sistemas se ha intensificado en los últimos años.
En lo personal creo que la conducción autónoma será algo indispensable, pero aún falta mejorar los sistemas para que presenten una fiabilidad aceptable. No me malentiendas, en general me gusta conducir y disfrutar del paisaje mientras lo hago, pero hay veces en las que he deseado no tener que hacerlo, principalmente por cansancio, momentos justos en los cuales la conducción autónoma sería ideal.
La mayoría de los sistemas de conducción autónoma que están en desarrollo en la actualidad se basan en sistemas redundantes de sensores, cámaras y GPS. Se entiende la necesidad de la redundancia dado que los sistemas electrónicos pueden llegar a fallar y si esto ocurre cuando se está a bordo de un vehículo en movimiento el resultado puede ser fatal. Sin embargo, en condiciones meteorológicas adversas dichos sistemas pierden fiabilidad.
Las cámaras son una excelente solución para determinar la posición relativa de un vehículo respecto a otros, pero pueden fallar debido a obstrucciones con nieve y lodo, o inclusive con lluvia intensa. Los sistemas GPS también tienden a presentar fallos en las comunicaciones, más cuando el Sol se encuentra en período activo, lo que puede cortar las comunicaciones por momentos, problema que aunque se ha minimizado con el tiempo sigue estando presente.
Por estas y muchas otras razones en Volvo creen que deben desarrollar un sistema de conducción autónoma que tenga como referencia algo más estable, como es el camino. La idea consiste en colocar pequeños imanes unos 20 centímetros por debajo de las vías para formar una cuadrícula con la cual el vehículo pueda determinar su posición. Los imanes serían de ferrita, de 4 centímetros de diámetro y 1.5 centímetros de ancho, cuyo campo magnético se extiende por varias decenas de centímetros.
La segunda parte del sistema iría integrada en los vehículos, que en la parte baja dispondrían de un sistema de sensores que captarían el campo magnético de los imanes de la vía, de modo que se tendría un sistema de referencia para determinar la velocidad del vehículo, así como otros parámetros importantes para desarrollar un sistema de conducción autónoma eficiente y confiable. La gran ventaja de este sistema es que los imanes mantienen su campo magnético aún en condiciones muy adversas.
Volvo ha probado su idea en un carril de prueba que han construido en su pista de pruebas en las afueras de Gotemburgo. En la cuestión económica la empresa comenta que sería una solución relativamente económica. Esta idea de colocar “balizas de posicionamiento”, que es lo que estos imanes serían, rompe con el molde de conducción autónoma que se ha estado manejando hasta el momento, donde la implementación de alta tecnología parecía la norma.
Vía: Motorpasión Futuro