Las supercomputadoras se construyen con la finalidad de realizar gran cantidad de cálculos y operaciones que de otra manera serían imposibles de llevar a cabo, sin embargo, por más super que sean hay algunos aspectos tan complejos de la ciencia y la tecnología que incluso las máquinas más potentes sufren un poco cuando están trabajando en ellos.
El estudio del universo es una de las tareas más arduas para una supercomputadora, lo cual es comprensible dado que estamos hablando de una cantidad infinita de cuerpos celestes, donde las supernovas se erigen como algunos de los más complicados de estudiar; es tal la cantidad de energía que se libera que solamente las mejores supercomputadoras pueden realizar una simulación decente.
Otra cuestión quizá menos obvia es el desarrollo de combustibles, donde los científicos e ingenieros deben estudiar a nivel microscópico como se llevan a cabo las reacciones químicas asociadas a la combustión, con el objetivo de comprender mejor estas y poder así desarrollar productos que tengan una elevada eficiencia energética.
También el desarrollo de modelos climáticos es una actividad tan compleja que las mejores superomputadoras del mundo son utilizadas para predecir cambios climáticos, así como para estudiar el fenómeno del calentamiento global. Mucho se habla sobre el tema, pero en realidad aún faltan muchas cosas por comprender, por lo que las supercomputadoras son de gran ayuda.
Y además el desarrollo de medicamentos es otra actividad que requiere de gran poder de cálculo, pues las grandes compañías han comenzado a utilizar supercomputadoras para realizar pruebas virtuales de sus medicamentos, a fin de evitar en lo posible las pruebas en humanos.
Vía: CNN Money