Utilidad para las plumas de los pollos | Fotografía de Wikimedia Commons
La avicultura mueve todos los días una gran cantidad de productos, pero si bien la carne es lo que más se consume, ¿qué hacer con los desechos como las plumas? Podrán tener alguna que otra utilidad, de eso no hay duda, pero por lo general se tiran porque no se les encuentra mercado para comercializarlas.
Esto fue lo que estuvo pensando un estudiante de la Universidad Politécnica de Cataluña (España), quien después de mucho pensarle propuso una manera interesante de utilizar dichas plumas: fabricar resinas compuestas que tienen uso industrial. De hecho hay un proyecto que se ha basado en esta idea, el proyecto COMPLUMAS.
Resinas con plumas de pollos | Fotografía de Wikimedia Commons
Jordi Aymerich es el nombre del estudiante de Ingeniería Técnica Mecánica, quien ganó el premio por ser el mejor proyecto de fin de carrera de esa institución en el ciclo 2010-2011. Este proyecto de nombre un tanto gracioso tiene en la actualidad a siete investigadores de la mencionada universidad trabajando para en el desarrollo de este nuevo biomaterial; de momento están estudiando su viabilidad de producción y comercial.
La idea es mezclar el residuo del animal con algún tipo de plástico biodegradable. El secreto radica en que las plumas de los pollos están compuestas principalmente de una proteína llama queratina, la cual tiene una baja densidad y presenta además buenas propiedades como aislante térmico y acústico, lo que la coloca como una materia prima ideal para la fabricación de materiales industriales, como lo son las resinas compuestas.
Primeramente se deben procesar las plumas para limpiarlas y quitarles la suciedad, luego estas son mezcladas con ácido poliláctico, lo que da origen al biomaterial. Se estima que la industria avícola español genera cada año cinco millones de toneladas de plumas de pollo destinadas a la basura; de hecho es la primera vez en dicho país que se utilizarán para fabricar materiales compuestos.
De momento la idea luce muy promisoria, pues su impacto ambiental es mínimo y los costos de producción sumamente bajos. Sin embargo, aún habrá que esperar a que el proyecto se desarrolle un poco más para conocer si es factible fabricarlo para el uso industrial mencionado.
Vía: UPC