Para quienes disponemos de agua potable al abrir el grifo solemos olvidar que se trata de un beneficio que muchísimas personas alrededor del mundo no disponen, en especial aquellas que se encuentran en países de tercer mundo. Hay quienes para disponer agua potable deben caminar largas distancias y racionar su uso al máximo.
Curiosamente muchas de estas personas tienen a su disposición agua en grandes cantidades. El primer problema es que muchos de los cuerpos de agua dulce suelen estar contaminados y por tanto no es agua apta para consumo humano. El segundo problema es disponer de agua salada, que tampoco es apta para consumo humano.
La cuestión es que las plantas potabilizadoras y desalinizadoras representan una inversión que muchas veces no resulta costeable. Ademas de que se trata de infraestructura que requiere mantenimiento constante. Ante esta situación un equipo de diseñadores liderados por William Janssen ha ideado una planta desalinizadora de pequeñas dimensiones.
El diseño lleva por nombre Desolenator y obtuvo el segundo lugar del Climate KiC Clean Launch Pad 2014. Ahora su inventor está buscando finaciamiento para llevar el diseño a producción comercial. Dicha planta funciona con energía solar, obtenida a través de unos paneles fotovoltaicos. Lo mejor es que duraría hasta 20 años sin muchos mantenimiento.
El equipo de diseñadores indica que cada Desolenator tiene un precio de 450 dólares, que si bien es más de lo que podrían pagar familias en zonas de extrema pobreza, a la larga sería un método más barato para desalinizar agua que cualquiera de los existentes. Aún así los diseñadores están buscando maneras para abaratar el costo de su producto.
Vía | Erenovable