Integrantes del proyecto efectuando pruebas al combustible gelatinoso - Imagen de la Universidad de Purdue

Integrantes del proyecto efectuando pruebas al combustible gelatinoso - Imagen de la Universidad de Purdue

Varios equipos de ingenieros en aeronáutica y alimentos están desarrollando un nuevo tipo de combustible gelatinoso que tendrá la misma consistencia que la mermelada convencional, y que mejorará tanto el rendimiento, como la seguridad y alcance de cohetes espaciales y militares. “Se trata de un proyecto altamente multidisciplinario”, dijo Stephen Heister, profesor de aeronáutica y astronáutica de la Universidad de Purdue, quien está liderando uno de los dos equipos a cargo de la investigación. Dicho proyecto cuenta con los fondos de la Oficina de Investigaciones de la Armada de los Estados Unidos.

El gel, por ser una sustancia coloidal donde la fase contínua es sólida y la dispersa es líquida, es más seguro que los combustibles en estado líquido, ya que a diferencia de estos, no gotea. Y también representa una alternativa para controlar de mejor manera el comportamiento de cohetes de uso militar, en comparación con el control logrado con los combustibles sólidos usados hoy en día.

“Podés apagar el motor y prenderlo, cambiar la velocidad del cohete, icluso podés moverte teniendo el motor apagado”, declara el profesor Heister. “Tenés mucho mayor control, que se traduce en mayor alcance en misiles. Además, estos propulsores gelatinosos también tienen más energía que aquellos sólidos”.

Los mencionados equipos están compuestos por ingenieros en diversas áreas; mecánica, aeronáutica y astronáutica, alimentos, agricultura y biología. Todos de la mencionada universidad, junto con investigadores de la Universidad  Estatal de Iowa y de la Universidad de Massachusetts.

Dicho proyecto, necesita la experiencia de ingenieros en alimentos, ya que estos están acostumbrados a trabajar con sustancias gelatinosas, según indica Carlos Corvalan, un catedrático en el área.

Este tipo de combustibles también podrá ser usado por la NASA, en dispositivos de propulsión para colocar satélites en órbita y en cualquiera de sus misiones espaciales.

Fuente: Universidad de Purdue