Cualquier estudiante que quiera ser ingeniero debe tener una curiosidad innata por el mundo que lo rodea, de lo contrario debería plantearse el estudio de alguna otra rama del conocimiento. Para aquellos que se decantan por la ingeniería debo mencionar que ser un buen ingeniero es cuestión de mucho equilibrio, algo que no se consigue con facilidad pero que hay que desarrollar para cumplir bien con lo que hay que hacer.

Los ingenieros tarde que temprano debemos manejar personal, por lo que una de las características de los buenos ingenieros es saber escuchar a sus subordinados, haciéndolos partícipes de los procesos pero tomando las decisiones que beneficien a la mayoría. Saber escuchar es algo poco valorado hoy en día, pero es una habilidad que puede mejorar mucho las relaciones interpersonales en las empresas.

También es importante mencionar que los buenos ingenieros no son jefes sino líderes. La diferencia entre ambos radica en que un jefe ordena y un líder demuestra. Si quieres que el personal haga las cosas de la forma que les exiges entonces debes mostrarle como hacerlo. Y aquí entra la cuestión del respeto, donde existe una línea muy delgada que no hay que traspasar: hay que ser duros pero justos, nunca suaves porque se pierde autoridad.

En todos los aspectos mencionados debe prevalecer el equilibrio, porque es muy fácil caer del lado de la exigencia extrema o del lado de la desobligación. No se trata de una ciencia exacta esto de ser bueno en algo, mucho menos en la ingeniería, donde se pueden tener todos los conocimientos técnicos pero si no se tienen otras habilidades entonces las oportunidades disminuyen un poco.